Calidad de vida
- Laura Pérez
- 23 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Hace un tiempo escribí algo que a día de hoy resulta enriquecedor para mí. Dice así:
“Una vez expones tu situación a la persona correcta en voz alta algo hace clic dentro de ti, y de repente tu visión se agranda”.
A veces, para creer que tenemos el control de ciertas situaciones que nos asustan por su relevancia, obligamos a nuestra cabeza a decir “está bien”. Nos repetimos que lo estamos llevando correctamente. Pero no es así, no estamos sabiendo cómo superarlo, y lo peor llega cuando nos apoyamos en el hombro equivocado. No sólo eso, sino cuando, con todas nuestras fuerzas, intentamos que ese hombro vea, sienta y actúe como creemos que se debe hacer para tener el control.
En esa circunstancia nuestra visión está siendo mínima. Todo se ciñe a permitirnos sufrir porque “el camino es el correcto”.
Claro está que cuanto mayor sea la profundidad en ti mismo más cerca estarás de la paz.
Pero en este caso, involucrando a segundas personas de gran importancia, si no sabemos escoger nos llevará a la destrucción.
La diferencia de ideales, el ir a destiempo, o incluso el sencillo detalle de no haber pasado por situaciones de misma índole en la vida, van a dificultar la comunicación.
Y lo peor es que, cuando el corazón ya ha elegido a esa persona, todo va a pesar el doble. El corazón en todo momento trata de engañarnos mostrándonos lo bonito vivido.
El dolor sí va acompañado del amor. Pero la mayor muestra de amor que existe es escucharse. A uno mismo.
Y volviendo al comienzo, una vez expones tu situación a la persona indicada, ésta te escuchará como tú mismo harías contigo. Eso es paz, armonía y calidad de vida.
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