top of page
Buscar
  • Foto del escritorLaura Pérez

Te toca creer en ti.

Ahora mismo, y después de todo, te toca sanar. Sanar tus demonios internos y los que te rodean. Dejar que tus heridas cicatricen y ofrecerles la oportunidad de ser expuestas. Te toca bajar la guardia y mostrar lo que eres, porque para transformar en fortalezas tus debilidades debes enseñarlas al mundo. Guardar sólo se guardan recuerdos; los miedos, las marcas de guerra... Todo eso bien afuera, y con la cabeza alta porque, sí. Ahora te toca a ti.

23 visualizaciones0 comentarios
  • Foto del escritorLaura Pérez

Sí queremos con todas las fuerzas, pero no lo decimos. A veces tratamos de evitarlo, otras lo escondemos o bien, simplemente, lo dejamos pasar. Damos todo por hecho. A veces por miedo al "qué pasará si me abro", otras porque ya nos tocó sentir un dolor profundo tras tanto amor o bien, simplemente, porque dar por hecho es mucho más fácil que afrontar.

Pero sí, a pesar de todo queremos. Sí, sabemos querer bien, aunque la mayor parte de las veces no queramos hacerlo y lo autosaboteamos.


Para la mayoría una comunicación sana es hablarlo todo, en todo momento y cuando surge el sentimiento. No, perdonadme, cada uno de nosotros es completamente diferente al resto, y esto condiciona directamente nuestra habilidad de comunicación.

Sano es: sentir, gestionar internamente esa sensación y exponerla cómo y cuándo uno mismo lo vea adecuado, (teniendo en cuenta a la otra persona) pero lo más importante, siguiendo y siendo fiel a los propios valores.


La comunicación sana sí es necesaria en el amor, pero normalicemos por sana una comunicación interna antes que *decir en todo momento lo que te ocurre*.


Quiere como tú sepas querer y no como el resto espera que quieras.

Expón cuando tú necesites y quieras exponer, y no cuando el resto espera que lo hagas.

58 visualizaciones0 comentarios
  • Foto del escritorLaura Pérez

Ahora que te ven pasar día tras día contigo mismo no hacen más que preguntar por qué tanta soledad. La razón es simple, cuando has sentido estar lleno hasta desbordar, y de un día para otro estás vacío, te das cuenta de que no cualquier compañía puede curarte de ese sentimiento. Esa sensación de falta.


Y asusta, porque de repente no te convence lo que antes sí. Asusta verse incompleto y no cederse una tregua ante la barrera tan selectiva que has creado.

Asusta descubrirse a uno mismo esquivando situaciones, personas y momentos.

Asusta lo ruidoso que puede llegar a ser el silencio en tu interior.


Pero lo que más asusta es no saber cómo ni cuándo salir de ese círculo vicioso y complejo que es la soledad.

60 visualizaciones0 comentarios
bottom of page